Escribo mientras el país lidia con los
estragos causados por los incendios forestales y no puedo dejar de pensar que,
si en Chile somos capaces de responder bastante bien a catástrofes sísmicas, ¿por
qué no podemos hacer lo mismo frente a nuestros masivos incendios forestales?
En
1939 el terremoto de Chillán llevó al gobierno encabezado por Don Pedo Aguirre
Cerda y al parlamento a que ¨…
agilizaran la creación de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, que se
concretó en abril de ese mismo año, asignándosele como primera y principal
misión la de rehabilitar la zona del sismo. La magnitud del terremoto también
hizo que la Corporación
de Fomento para la Producción,
proyecto que se venía gestando desde mediados de la década de 1930, terminara
de concretarse y se concentrara en la reactivación de la producción agrícola e
industrial de la zona… (http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?id=130174)”
pero en definitiva comenzando en 1965 con la creación del Ministerio de
Vivienda y Urbanismo, se comienza a impulsar el establecimiento de regulaciones de construcción anti-sísmica
que se han ido perfeccionando a través de
los años; aunque hay mucho por mejorar, en el Chile de hoy nadie puede discutir
que estas regulaciones y los visionarios que las formularon, han salvado vidas
y bienes. Usando la misma lógica, en Chile debiesen existir normas diseñadas
para prevenir los incendios forestales y para anticipar las necesidades ocasionadas
por los mismos. Expongo a continuación un par de ideas al respecto.
He leído en las páginas de La Tercera los comentarios expuestos por ingenieros forestales y al parecer la mejor prevención de estos siniestros está dada por el diseño racional de las áreas forestales.
Por otra parte, para facilitar el
control de los mismos se deben crear los mecanismos que permitan contar con el
equipamiento adecuado, incluidos aviones cisterna, durante los veranos
chilenos. Es por ello que me atrevo a proponer que Chile, así como se beneficia
de convenios comerciales se puede beneficiar como participante de convenios de beneficio
mutuo con estados que sufren incendios forestales en diferentes periodos del
año geológico. California y Oregón- dos estados cuyas condiciones climáticas se
asemejan a las de nuestro país y sufren el golpe de extensos incendios forestales
- podrían ser parte de estos acuerdos.
Si hemos sido capaces, a través de
medidas preventivas, de disminuir el daño causado por terremotos hagamos otro
tanto para prevenir los incendios forestales y minimizar el daño ocasionado por
ellos.