Monday, August 24, 2009

Aceptando la especulación o la historia de cómo compré entradas para un concierto de Leonard Cohen.

Aunque me gusta Leonard Cohen como canta-autor y poeta, no sabía que en un par de meses se presentaría en concierto cerca de Chapel Hill, Carolina del Norte, donde resido. Una amiga que andaba de paseo por latitudes sureñas me lo hizo saber; de mutuo acuerdo decidimos que yo, en el septentrión, procuraría las entradas.
Bendita sea la Internet ya que en unos minutos encontré boletos, claro que sus costos variaban entre los $200.00 a más de $ 2000.00 dólares ¿US 2000.00+? ¿Era esto posible?...mejor llamaba al teatro directamente.
Hablando con el recepcionista me enteré que los boletos no estaban aún a la venta, que se pondrían a la venta dentro de una semana, un día Lunes a las 10 de la mañana, y que los precios variaban desde US$49.50 (en las más altas alturas) a US $250.00 (ahí al frente de la orquesta).
El Lunes en cuestión, faltando 10 minutos para que dieran las 10 de la mañana, comencé a llamar por teléfono a la boletería del teatro. La discrepancia de precios había pasado al olvido, sabía sin embargo, gracias a la Internet, que la sección 3, platea centro del teatro. entre las hileras D y J era la mejor compra por su precio, de ello no cabía duda.
Y yo dale que suene en el teléfono recibiendo la respuesta de una máquina contestadora. Faltando unos cinco segundos para que dieran las 10 de la mañana de ese Lunes: ¡Zas! conexión casi-directa, ahora un mensaje se repetía a intervalos idénticos señalando que mi llamada sería contestada en su orden temporal de arribo. Después de unos 5 minutos de ser bombardeada una y otra vez por el dichoso mensaje me encontré hablando con una operadora quien quería venderme, según ella, unos estupendos boletos en la sección 3 hilera EE (doble E). Lo que ella ignoraba es que mientras ella hablaba yo estudiaba el plano del teatro, impreso de ante mano y desplegado en mi escritorio; la fila EE estaba en el recóndito fondo de la sección 3. Noté premura en la voz de la operadora quien buscando algo mejor que ofrecer comentó que ya casi no quedaban boletos en la sección 3 y que en forma muy rápida éstos iban desapareciendo de su pantalla. Tenía que ser éste un centro de operaciones harto masivo para que en segundos fueran desapareciendo rápidamente las entradas. Definitivamente la boletería del teatro es pequeña y no creo que tenga cupo para más de 4 operadores. Mientras esto pasaba por mi mente me dije que debía actuar con acierto. En un abrir y cerrar de ojos dirigí mi atención a la sección 6 y compré dos entradas; éstas traían un sobre cargo por servicios de US$6.00 que según se me explicó existía aunque yo fuese en persona a comprar las entradas. Tan contenta estaba de tener boletos en la sección 6 (platea alta centro) que el asunto de la discrepancia de precios entre sitios en la Internet y por compra directa aún no volvía a evidenciarse en mi consciente. A esas alturas me preguntaba que había que hacer para poder comprar boletos en una buena ubicación de la sección 3 sin tener que pagar precios especulativos como los vistos en sitios internéticos. Lo cierto también es que a las 10:05am de ese Lunes, la Sección 3 estaba vendida y esto no se podía explicar si sólo la boletería del teatro estuviese a cargo de la venta de entradas.
Dos días después los boletos aparecieron en mi casilla postal (esa de verdad), pero el comprobante de la transacción no indicaba que yo hubiese pagado un sobre cargo de servicio. Hice tal batahola al respecto que terminé carteándome a través del medio virtual con el administrador del teatro : ¿Cómo era posible que la administración del teatro no tan sólo enviase un comprobante de venta incorrecto sino también no cuestionara que los boletos para este concierto apareciesen a la venta en el medio internético antes de que estuviesen disponibles para el público local y que, para rematarla, las mejores entradas eran, desde mi punto de vista, inaccesibles para el mismo público?
El administrador del teatro me envió el recibo correcto, pero impreso especialmente para mi, concordó que las ventas internéticas con sobre precios era especulación, aventuró a decir que esto ocurría con todo evento deportivo o artístico de importancia y aunque es posible que él supiese más del asunto, no ofreció dicha explicación. Básicamente, el administrador del teatro más importante de la ciudad, aceptaba la especulación.
Debo añadir que dejé un mensaje telefónico respecto a esta experiencia en la máquina contestadora del editor de uno de los diarios locales; pensé que podría interesarse en esta vivencia que deja en claro profundas irregularidades en la compra-venta de entradas para eventos artísticos, aún espero respuesta. La prensa al igual que el resto de nosotros, parece no tener interés en investigar este tipo de irregularidades. Me queda enviar una carta a mi representante a la cámara baja del congreso y a mis senadores. Aunque sea para, como se dice en Chile, “hacer un saludo a la bandera”.
Lo más triste es que la especulación no crea bienes ni servicios* tangibles y sólo encarece costos sin que exista una producción neta. No hay que ser economista para darse cuenta que ésta es parte de la receta que nos ha llevado a la actual crisis económica que vivimos.
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*El teatro local donde se presentará Leonard Cohen en concierto tiene un sitio en la Internet pero dependiendo como se haga la búsqueda internética generalmente no alcanza prioridad sobre muchos otros sitios dedicados a la reventa de entradas para eventos artísticos y deportivos.

1 comment:

  1. Estas exponiendo un buen ej.
    Lamentablemente...la gran mayor parte de la humanidad hoy dia (hablo por lo que veo en este pais) no les importa UN COMINO ni reclaman lo justo!
    Ciertamente...hay mucho lavao de cerebro lo cual hemos comentado anteriormente!!

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